Recientemente hablaba con un amigo acerca de la difícil
situación que vivimos en Venezuela y él me refirió que su 'coach' le estaba
ayudando a sobrellevar los efectos de la crisis. La verdad es que con ese
término pensé en los juegos de béisbol y recordé aquello del 'coach de
pitcheo', entre otras cosas.
Al detenerme a reflexionar sobre el asunto encontré que,
ciertamente, en nuestros días se ha puesto de moda el 'coaching' entendido como
asesoría, consejería y acompañamiento en diversas
áreas de la vida íntima-personal y pública-profesional, y se me ocurrió
compararlo con algo que no es cosa nueva para los católicos, que siempre hemos
confiado en la asesoría y consejería, o dicho en términos más propios, la
dirección espiritual, como una herramienta sumamente valiosa en el camino de la
fe.
En
efecto, tanto en la vida profesional como en la vida de fe, la cual resulta
integrada si somos ecuánimes, la compañía, orientación y asistencia oportuna
pueden ser claves para ayudarnos a tomar decisiones importantes y ver más allá
de las percepciones personales con la participación de un consejero con
criterios suficientes.
Pensando en ello, se me ocurre que, interpretando las señales de
los tiempos, deberíamos aprovechar esta moda para dar un nuevo impulso a la
dirección espiritual, no importa si ahora la llaman 'coaching'.
Alberto Gutiérrez, sacerdote católico.
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