miércoles, 12 de octubre de 2016

Libertad y Simplicidad.

                Una persona libre es simple, sencilla, sin dobleces, sin dos partes ni dobles caras, capaz de apreciar y valorar con sentido de pertenencia integral cada evento de la vida. 
          La simplicidad, en un sentido ontológico, ayuda a descubrir la propia identidad. La simplicidad mueve a un profundo respeto por la verdad y la justicia e impulsa a ser solidarios y vivir la fraternidad más allá de la tolerancia en un compromiso radical con la humanidad y el planeta en todos los aspectos del desarrollo de la vida y de la historia. Una persona simple es optimista y siempre mira al futuro con esperanza. Ser simple no es ser simplón. La simplonería es chocante porque es inconsciente e irresponsable. Los simplones miran el mundo sin esperanza y sin compromiso.

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