sábado, 26 de noviembre de 2016

Una nueva primavera eclesial 


Francisco inicia una nueva primavera en la Iglesia porque con él no sólo ha llegado al Vaticano un hombre nuevo de latitudes nuevas, sino que con él ha llegado una iglesia que dormía en el silencio a la espera de una oportunidad para florecer. Por ello el papel de Francisco en los cambios actuales de la Iglesia y de la sociedad es motorizado por esa fuerza latina que inyecta un nuevo vocabulario con nuevos bríos, nuevos conceptos y nuevos testimonios que dan nuevo calor a las estructuras congeladas y enquistadas de una iglesia encerrada en sus propias cuatro paredes, moviéndola a experiencias más participativas con nuevas realidades como las que propone el Papa: Una Iglesia en salida, que va a las periferias rompiendo esquemas. Una Iglesia que se encuentra con la humanidad en su uni-total diversidad y que precisamente por ser una Iglesia hecha de materia y sustancia humana, tiene que ser capaz de entender a la humanidad desde esa realidad diversa. La Iglesia, siendo una es diversa, porque la humanidad siendo diversa es una. De Francisco espero que mantenga la valentía que ha demostrado hasta hoy en hacer presente ante el mundo la realidad de una Igleia que va mucho más allá de rituales y ritualismos, sino que es la comunidad de los cristianos que salen al encuentro de todo aquel que sufre y se hace a sí misma  un lugar para la esperanza, en medio de tantas y diversas injusticias que enfrentamos hoy en nuestro mundo. Este es un misterio que sobrepasa la pretensión de totalitarismos y que el Papa sabiamente hace aparecer entre nosotros hoy con sobrada esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario