sábado, 19 de noviembre de 2016

Libertad, amor y deseo

El movimiento de la libertad tiene su energía en el deseo de amar y ser amado. El corazón humano es corazón de deseo, siempre buscando a quién entregarse o qué o quien pueda satisfacer su anhelo más profundo. Si la libertad se desvincula del amor, no sólo no desaparece la fuerza del deseo sino que hipertrofiado, hace experimentar la libertad sólo como satisfacción de los deseos. La libertad, movida por el deseo, da vueltas sobre sí misma en ejercicio vertiginoso de egoísmo; satisface los deseos, pero no el anhelo del corazón. Así, desea más y más, queriendo atraer hacia sí bienes y honores o dejándose arrastrar por seductoras promesas de satisfacciones siempre insuficientes que terminan produciendo decepción, frustración y soledad.
Alberto José Gutiérrez

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